domingo, 19 de mayo de 2013

Nueva esperanza para tratar las lesiones medulares




Ensayado con éxito en ratas un tratamiento que combina estímulos eléctricos y farmacológicos. La estrategia solo funciona cuando los animales hacen un esfuerzo por caminar de manera voluntaria

Un tratamiento experimental que combina estímulos eléctricos y farmacológicos ha conseguido regenerar la médula espinal y restaurar la capacidad de andar en ratas con lesiones medulares.

Es demasiado pronto para saber si el tratamiento será igualmente eficaz en personas con lesiones medulares, advierten los autores de la investigación, que presentan sus resultados en la revista Science. Pero “empezaremos ensayos clínicos en un plazo de dos a tres años”, informa por correo electrónico Grégoire Courtine, investigador de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) y director del trabajo. 

El tratamiento se inicia con una inyección de sustancias destinadas a estimular las neuronas de la médula. Se trata de agonistas de monoaminas, es decir, de sustancias que simulan la acción de neurotransmisores que actúan sobre las neuronas como la dopamina o la serotonina. 

Entre cinco y diez minutos después de la inyección, se aplica una corriente eléctrica a la médula espinal. Esta segunda estimulación “envía señales eléctricas a través de las fibras nerviosas hacia las neuronas que han sido estimuladas químicamente y que controlan el movimiento de las piernas”, explica Rubia van den Brand, primera autora de la investigación, en un comunicado.

Un requisito imprescindible para regenerar la médula es que las ratas hagan un esfuerzo por caminar de manera voluntaria. Para tentarlas, los investigadores les pusieron chocolate al final de una pasarela o de una escalera que debían recorrer. Y las han ayudado con un arnés robótico que no las hacía avanzar, pero las mantenía en pie cuando les fallaban las piernas. “Después de un par de semanas, nuestras ratas no solo inician la marcha de manera voluntaria, sino que pronto empiezan a hacer sprints, subir escaleras y sortear obstáculos”, destaca Courtine. 

En cambio, en otras ratas que no se vieron obligadas a caminar de manera voluntaria, la estimulación eléctrica y farmacológica no bastó para restaurar la capacidad de caminar. Este resultado demuestra que el tratamiento no se limita a recomponer conexiones neuronales en el punto de la lesión medular, sino que involucra el córtex cerebral.

El crecimiento de nuevas fibras nerviosas funcionales alrededor del punto de la lesión medular “demuestra el enorme potencial de la plasticidad neuronal incluso después de una lesión grave”, destaca Janine Heutschi, coautora de la investigación. 


Pero “debemos dejar claro que esta intervención no cura la lesión que se ha producido”, advierte Courtine para no crear expectativas infundadas. Es decir, el tratamiento no restaura las conexiones neuronales perdidas, sino que crea otras nuevas. “Nuestra esperanza es aumentar la plasticidad neuronal en personas a las que les queden puentes de tejido residual y tal vez mejorar su recuperación funcional, lo que mejoraría su calidad de vida”




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